ajá… ¿y cómo voy yo ahí…?

Este post se lo dedico con mis mejores intenciones a todos los doctores y doctoras de la generación X (porque con los otros no hay caso). Igual no olviden los cuatro acuerdos. (Sea impecable con sus palabras, No se tome nada personal, No haga suposiciones y de siempre lo máximo que pueda). Una vez aclarado el tema, hablare del famoso C.V.Y.

Generalmente en la zona de la costa Atlántica de mi maravilloso país, hablan del famoso C.V.Y . Para los que no saben que es, las siglas son Como Voy Yo y comienza con ajá y terminan con ahí!.

Aclaro que no tengo nada en contra de la costa ni de los costeños solo que de ahí viene el tema. Siempre que usted va hacer algún negocio, pide un favor o asigna una tarea a alguien oriundo de la costa le preguntara con acento costeño (…) ajá y el CVY?

Ayer hablando de un proyecto con la alguien me dijo (…) muy bien y COMO YO AHÍ! el resto es historia. Quiero aclarar que no lo hizo con las mas minima intención de sacar un beneficio personal a la situación ni nada por debajo de cuerda. Pero me dio una motivación para escribir este post.

Doctores y doctoras, así como en la constitución política de nuestro país están establecidos unos deberes y unos derechos, en nuestras empresas como trabajadores también tenemos derechos y responsabilidades.

Para salir de este tercer mundismo (casi llegando al cuarto) necesitamos acabar con el CVY. Peter Ducker (maestro de maestros) dice que el principal activo de una empresa son los trabajadores, pero trabajadores comprometidos.

Ayer oí una conversación de una auxiliar de enfermería con otra (…) se supone que la misión y la visión la compartimos todos o no? Interesante reflexión. Se supone!.

Todos debemos contribuir. No quiero sonar muy sentimental ni mucho menos pero en la vida y en el trabajo hay que dar para recibir. Es la única forma. No todo va con el CVY, JODER!

No somos “Hermanitas de la caridad” pero ahí les dejo una reflexión de la Madre Teresa de Calcuta fundadora de esta asociación religiosa.

«En el momento de la muerte, no se nos juzgará por la cantidad de trabajo que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo. Este amor debe resultar del sacrificio de sí mismos y ha de sentirse hasta que haga daño.»
Madre Teresa de Calcuta