Nadie esta obligado a lo imposible

Una de las cosas que mas me gusta cuando viajo es oír las leyendas urbanas.  Es interesante ver como siempre alguien le agrega algo al cuento y esto es lo que las mantiene vivas.

Sin duda una excelente forma de “aprender”.  Una de las que mas me llamo la atención en este viaje fue la del «castillo de Moussa”.  Obviamente yo le agregue mi parte.

Este castillo fue el producto del sueño de una persona  a la que nadie le creía que fuera capaz de algo.  Se llamaba Moussa al Maamari.  “Dicen”, que este señor se la pasaba pintando castillos  medievales y en el colegio le decían que para que perdía el tiempo en eso, que el no iba ser nunca capaz de hacer nada.  Después conoció a  la mujer que le movió el piso y le prometió que si se casaba con el, vivirían en un castillo.  Nadie se acuerda como se llamaba, Roula, Ellian o Evelyne. Ella como “todas” o mejor como todos no le creyó.  Pues M al M, decidió retirarse de todo para dedicarse a su proyecto de vida.  Un proyecto en el que el fuera el protagonista.

Piedra por piedra las tallo, las puso y 35 años después cumplió su sueño, un castillo.  Obviamente una vez terminada su obra maestra, todos querían ir a verla. Lo mejor del cuento fue la puerta que puso a la entrada. Tenia dos partes, una grande y otra mas pequeña.  La primera la abría cuando iban a visitarlo las personas que creyeron en el, la segunda puerta solo la abría para sus profesores y especialmente para Roula, Evelyne o Ellian.  Era tan pequeña esta entrada que tenían que entrar casi arrodillados.

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Bueno, pues esa es la historia del Castillo de Moussa

Que me queda de esta historia.  El proyecto de vida de una persona debe ser un hilo conductor.  Moussa llevaba en el morral de su vida retos, capacidades de aprender pero sobre todo capacidades para adaptarse.  Se fue de todos los sitios donde no lo tuvieran en cuenta porque el impacto de quedarse era muy alto.

Este viaje me ha servido para buscar caminos, seguir ilusiones, tener compromisos, pero sobre todo para mantener prendidos los motores.   También me ha servido para darle dignidad a muchas cosas a las que no le daba antes.

Para ponerle el toque de negocios a este “post” decía (pasado) Druker “…hay que gestionarse a si mismo”, o sea desarrollarse por su propia cuenta para que lo que haga tenga una mejor contribución.

Moussa se gestiono y se redefinió a si mismo desde sus pasiones. Conocía sus limitaciones pero no se dejo limitar por ellas.

Las decisiones que tome NO pueden ser para huir del pasado, deben ser mas bien para construir el futuro.

Doble mosquetero!